Al final el que manda no soy yo.
¿Quién está detrás de mí?
¿Quién me susurra detrás del oído?
¿Hay alguien más?
Detrás de mí está él.
“Él” soy yo.
Es una paradoja interna,
un enfrentamiento interno,
un desdoblamiento de la persona.
“Él” es el que se esconde detrás de mi. Es una lámpara
que envuelve con su luz a un objeto.
Ese objeto soy yo. Me envuelvo yo mismo.
Soy mi propio títere.
A veces soy manejado por ese otro, que no soy yo. Ese
otro no es más que “él”, es decir, yo.
Esto a veces es un intento de dejarle toda la
responsabilidad a “él”.
“Él” tiene todo la culpa.
Aunque “él” sea yo.