domingo, 15 de enero de 2017

Pablo Quiroga y la nada

Pablo Quiroga, estuvo todo el fin de semana yendo de un lado hacia otro. El viernes a la noche, se juntò a comer a la casa de unos amigos a tomar varias cerveza y conversar como si fueran filòsofos hasta la entrada del amanecer. En cambio, el sàbado, estuvo junto a su novia mirando pelìculas de Woody Allen y comiendo pizza con rodajas de tomates y mucha queso hasta q se cumpliò la hora pactada para irse al boliche donde se encontrarìan con sus amigos y amigas. El domingo de descanso, comenzò poco a poca a descender al pozo q normalmente se encuentra y al q èl denomina la nada.
Recostado en su habitaciòn, con los ojos cerrados, obervaba detenidamente la oscuridad intentando pensar en nada para poder dormirse. Pero la nada q buscaba era la amistosa, no era la otra nada: esa q estorba y molesta en la espalda como una mochila cargada con mucho peso. De modo q, recordando lo aprendido de las pàginas de internet sobre meditaciòn, intentaba alcanzar la nada para poder dormir (Pablo sabìa q la meditaciòn no era para dormir, pero a veces le funcionaba). Probò inutilmente con los ojos cerrados y focalizando en un punto negro; focalizando en un pensamiento; escuchando el ruido de su ambiente; en posiciòn de loto; recostado boca arriba con la mano en el difragma prestando atenciòn a la entrada y salida del aire; terminò por cansarse porq no llegò a la nada, es decir, no pudo hacer nada.
Luego de este fracaso, tomò el telèfono q tenìa al lado de su cama. Abriò su cuenta de facebook y deslizaba el dedo por la pantalla tratando de encontrar algo q valga la pena, algo q lo saque de esa cotidianidad en la cual estaba hundiendose poco a poco, porq Pablo no comprende (o no qiere comprender) q todos los dìas no puede haber emociones ùnicas, porq para eso estàn los fines de semana, para descomprimir esa tenciòn producto de las resposabilidades q contienen los dìas de semana. Buscaba y nada, sentìa la nada, no la nada q se encuentra en la redes sociales, sino ese hueco en el pecho incapaz de llenarse aunque se intente.
Dejò el telèfono donde estaba, se levantò de su cama, emprendiò el descenso por las escaleras, en silencio, pues era muy tarde, cerca de la madrugada del lunes, y no qerìa despertar a nadie. Tomò el control remoto y prendiò el televisor. Se acomodò en el sillòn y cambiaba indiferente de canal tratando de encontrar algo, pero nada. Otra vez la nada, pero no la nada de la televisiòn, sino la otra nada. La indescriptible, la q se escapa a toda descripciòn por el simpe hecho de no saber q es. Por ser tan abstracta q no podamos capturarla aunque seamos expertos cazadores y tengamos como poderosa herramienta la palabra.
Dejò el televisor prendido, buscò su telèfono, recordò q estaba en su habitaciòn. Subiò por las escaleras, tomò el telèfono, bajò. Se acomodò en el sillòn, cambiò de canal, deslizò su dedo por el celular, accediò a facebook y bajaba las noticias sin detenerse en ninguna. Hacìa zapping y miraba el celular y nada. No encontrababa nada. En un momento, recibe un mensaje de su novia q le pregunta q era lo q estaba haciendo y què le pasaba, q todavìa seguìa despierto. Dudò en contarle q una extraña sensaciòn de vacio metafìsica se habìa apoderado de su alma turbia y de su mente adormecida. Lo q le produce un insomnio insoportable q no lo deja descansar en paz ni un segundo y divaga por el extraño universo infinito q observa cundo cierra los ojos. Tambièn pensò en contarle de la insatisfacciòn crònica q tiene hace varios años y q ademàs sospecha q es incurable, y q cada vez q pasan los años es màs intensa. Y pensò ademàs en la imagen de un àrbol hueco, un cuerpo sin òrganos, una casa sin amueblar, un automóvil sin motor. Aunqe Pablo preferirà callar y guardarse palabras como desganado, vaciado, desconectado, estàtico, incumplido, desesperado, perdido, desinteresado, preso, desorganizado, resignado.
De modo q, resolviò responder la pregunta teniendo en cuenta la economìa de la palabra y el posmodernismo en el cual se encuentra hundido, casi ahogado; prefiriò utilizar la ùnica palabra capaz de abarcar todas las ya mencionadas: nada.

jueves, 5 de enero de 2017

Pablo Quiroga y el resentimiento

Pablo Quiroga, comenzaba a despertarse despuès de una larga noche de apacible sueño. Tomò su telèfono q estaba en la mesita de luz al lado de su cama y comenzò a observar las notificaciones de las diferentes redes sociales.
Comenzò por la red social del buscador màs famoso observando quièn habìa hecho màs uno en la publicaciòn q habìa subido la noche anterior. Se preguntò, para què sirve escribir si las posibilidades de alcance a una mayor cantidad de personas son mìnimas. No tiene la respuesta, pero tiene la certeza que lo sigarà haciendo a pesar de todo. Quizàs solo despertò pesimista.
Luego ingresò a whatsapp y tenìa varios mensajes del grupo de la familia, del grupo para organizar partidos de fùtbol y nada màs. De manera q saliò de allì e ingresò a facebook, ya q tenìa muchas notificaciones, pero creìa q seguramente eran noticias busuras, de juegos, grupos y videos en vivo.
En efecto, no habìa otra cosa q lo q habìa pensado: juego a los q nunca jugò, videos q nunca vio, y grupos a los cuales nunca ingresò, y q no sabe por q està allì. Hasta q observò algo q le llamò la atenciòn, se sentò en su cama, cruzò las piernas como si fuera a meditar, y abriò la publicaciòn.
Comenzò a ponerse tan nervioso que su telèfono temblaba entre sus manos. Su mirada se puso seria, sentìa un rubor en su pòmulos, crecìa una especia de vergüenza, y poco a poco iba creciendo unas ganas intensa de qerer destrozar el telèfono contra la pared. Pero se detuvo, y tratò de calmarse.
No era la primera vez q le ocurrìa. Sus compañeros de colegio cada tanto realizaban una foto con su cara burlàndose de su condiciòn estètica y producto de la pubertad en ascenso. Pero esta vez cruzaron el lìmite y rompieron todo tipo de còdigo q pueda llegar a existir.
Pablo, sabìa q denunciar la publicaciòn era lo màs inutil q podìa hacer. Estaba envuelta en una fuerte tormente de pensamientos q no podìa contener y comenzò a planear el contrataque. Sin quererlo, se imaginaba la conversaciòn q tendrìa con sus compañeros y còmo responderìa a esa burla q atacaba a su imagen pùblica. Pablo, iba sumando cada vez màs un resentimiento inmenso, q no podìa contener.
Pensò, ya recostado en su cama mirando el techo, q el primero q empezarìa a burlarse serìa Claudio. Que con esa risa burlista Pablo tendrìa q contener el impulso de qerer romperle una silla en la cabeza. Le responderà furioso, q hizo eso para llamar la atenciòn, ya q su padre ha muerto y su madre se preocupa màs en otro hombre q en su hijo. En cambio, màs enfurecido, a Ivan, le recordarà, delante de todos sus compañeros, como de niño, tenìa esa extraña tendencia a qerer jugar al juego de la botellita solo entre varones. A Josè, el peor de todos, seguramente el creador de esta broma, apuntarà a su total ignoracia. Una inteligencia de burro q asombra hasta a los màs idiotas. Un total desconocimiento de los saberes primarios q da tristeza y pena. Pero tambièn recordarà q se encuentra en ese colegio solo y exclusivamente por voluntad de la billera abultada del mediocre y rico de su Padre, q ademàs no lo visita, no le pregunta còmo està, no lo llama, por estar en supuestos viajes de negocios.
Un poco màs tranqilo, Pablo pensò q quizàs no llegarìa a eso, q solo era una broma pesada. Pero cuando recuerda q su amor secreto ahora està en boca de todos, le hierve la sangra y no qiere mediar palabra y usar la fuerza de las pasiones para partirles la cara y dejar de lado el razonamiento puro. Todo lo planeado se irìa por la borda, aunqe piensa q tambièn es muy fuerte lo q tiene q decir.
Pero lo màs triste, piensa Pablo en su habitaciòn luego de darle varias vueltas al asunto, q se qedarà inmòvil ante las risas, las burlas, los comentarios, no podrà decir nada de lo q pensò, nunca pudo decir nada y nunca podrà....solo guardarà un rencor por el resto de su vida.

domingo, 1 de enero de 2017

Pablo Quiroga y el primer obstàculo del año

Pablo Quiroga, se despertò por la mañana del primero de diciembre con un fuerte dolor de estòmago. Es q despuès de estos dìas de fiesta no existe higado q aguante a tanta ingesta exagerada de comida. De todos modos, es principio de año y no le servìa de nada comenzar quejàndose de algo q se solucionarà con el pasar de las horas. Ademàs la mañana se encontraba agradable porq la tormenta q los mandò indirectamente a dormir, mientras estaban tomando un trago de cerveza bajo las estrellas, aliviò a  la ciudad de tan agobiante e intenso calor, llevando a dormir a todos los habitantes con una gran serenidad y con la conciencia plena que habìa sido una buena noche.
(Recuerda Pablo q su familia  se vio amenazada por la tormenta desde muy temprano pero cayò tiempo despuès, ya casi al amanecer. Aunque en realidad por culpa de la nublosidad y la lluvia q caì del cielo a grandes litros, creando una cortina de agua, no se pudo ver la salida del sol.)
Ya en su casa, Pablo escrutò por la ventana y observò q los àrboles estaban de un verde resplandeciente, seguramente porq despuès de q la llovisna intensa cayera, recuperaron un poco la vida. Por otro lado, observò màs allà grandes charcos de agua estancada q debìa saltar cuando saliera de su casa.
Una vez listo, Pablo abriò la puerta de su casa pensando en muchas cosas q tiene q hacer en este nuevo año q comienza. Caminò unos pasos hacia delante y saltò un charco, luego unos pasos màs, esquivò otro, despuès màs pasos, y rodeò aquel. Hasta q tuvo la mala fortuna de mirar a lo lejos, allà en el horizonte, donde muchas veces se encuentran los pensamientos màs profundos, lo q lo hizo no mirar hacia abajo, es decir, los pasos cortos q estaba haciendo. De pronto, sintiò còmo su piè derecho se hundìa poco a poco en un lugar donde se habìa concentrado mucha agua y se habìa hecho un cìrculo de barro.
De manera q poco a poco su piè comenzaba a hundirse e innexplicablemente recordò q iba a ser un año muy difìcil. Intentò lentamente levantar su pie derecho pero se hundiò un poco màs. Empezaba desaparecer su zapatilla y se desesperò porq no vaya a ser cosa q se hunda por completo en el barro como si fuera arena movedisa y no pueda salir nunca màs en su vida. Aunqe pensò q era imposible q eso ocurriera ya q no existe historia en el mundo menos creìble q esa. De manera q resolviò apoyar su otro piè en el barro para tener mayor estabilidad y sacar asì su piè derecho. Pero no funcionò. Al ponerlo, inmendiatamente sus zapatillas dejaron de visualizarse por completo. En ese preciso momento, entrò en pànico, pues no era un historia inverosìmil. Estaba ocurriendo delante de sus ojos.
Por lo tanto, se convenciò por completo q si no hacìa algo iba a ser tragado por el barro. Aunque no iba a rendirse fàcilmente, y mucho menos cuando recien comenzaba un año nuevo y debìa estar preparado para los pròximos trecientos sesenta y cuatro dìas.
De modo q otra vez por innercia intentò llevar sus rodillas lo màs alto q pudo para poder salir de allì. Pero otra vez se hundiò un poco màs en el barro movediso hasta la altura de sus rodillas.
Ahora perdiò toda la esperanza q tenìa, comenzò a maldecir muy enojado contra la fortuna, el destino y el mismiìsimo Dios q lo miraba desde el cielo y reìa a grandes cargadas de su desgracia porq era Él q la habìa tramado la trampa con gran astucia para q no pueda alcanzar ninguna meta en este nuevo año q comienza. Para q sepa el lugar q tiene Pablo en la vida, el barro, como sinònimos de un lugar al q pertenece y al q  jamàs debe intentar salir.
Pablo lloraba a grandes alaridos pensando q no habìa nada q pueda hacer para salir de allì. Mientras su làgrimas caìan como el rìo de una cascada, y largaba alarìdos desgaradores como cuando era un niño y no le gustaba el regalo q le habìan hecho. El barro ya lo tapaba hasta el pecho. Làgrimas, làgrimas y làgrimas caìan sobre el barro q poco a poco lo estaba tapando. Ya estaba resignado, sabìa q iba a ser un año difìcil pero nunca pensò q en el primer obstàculo todo su esperanza se viera hundida sin poder hacer nada para impedirlo.
Pablo ya sentìa el agrio y arenoso gusto del barro en la boca. Cerrò sus ojos a esperar con serenidad el destino al cual no pudo escapar. De pronto, sintiò que una mano toma su mano y empuja hacia arriba mientras sigue con los ojos cerrados. Pablo no qiere ver qien es la mano amiga q estrecha la suya y lo saca de allì salvàndolo de ese triste final al cual estaba destinado. Seguìa sin abrir los ojos pero piensa q poco importa de qien recibiò la ayuda q esperaba. Se dejò llevar lentamente de la misma manera q lo habìa hecho cuando el barro lo tapaba. Una vez q estuvo fuera del barro abriò los ojos maravillado de tan extraña experiencia. Aunqe nunca se sepa quièn fue la mano amiga qien ayudò al pobre de Pablo. Pero ¿importa realmente?
Por ùltimo, comprendiò q este barro era una prueba, de las muchas q tendrà en el año,  donde nunca tendrà q perder la esperanza, aunque todo estè perdido.