viernes, 3 de febrero de 2017

Pablo Quiroga y el desamor

Pablo Quiroga, estaba en su habitación cuando de repente surgió una pregunta que le hizo una extraña mujer, que alguna vez fue muy cercana, pero que poco a poco se desvanecía en el tiempo. La negó rotundamente e intentó continuar navegando por las redes sociales como los últimos días.
Pablo, entraba a una y a otra red observando las publicaciones que sus amigos habían realizado. Aunque en realidad tenía más páginas de noticias, cine, literatura, fútbol e interés general. De manera que se detenía a leer sobre política, noticias de actualidad, citas de libros, ver gifs sobre cine clásico, recomendaciones sobre películas, libros, música, debatir en la red del pajarito sobre los inmigrantes en su país. Últimamente sospechaba que tiene la misma cantidad de amigos fuera que dentro de las redes: pocos, muy pocos.
  De repente, un fuerte viento sopló levantando la cortina de la ventana. Escrutó el cielo, visualizó a los pájaros volando desesperado tratando de encontrar refugio. Bolsas de plástico atrapado por el viento volaban entre los edificios de la ciudad. Luego la tormenta le trajo en un susurro la maldita pregunta que no quería contestar.
  Emprendió rapidamente el descenso por las escaleras, estaba preocupado porque la tormenta iba a traer mucha lluvia, por lo tanto debía cerrar puertas y ventanas de toda la casa. Cerró las ventanas del segundo piso, y siguió bajando, luego cerró las ventanas del primer piso. Pero cuando fue a cerrar la puerta con llave para que no se abra con el viento, se mantuvo con una mano en el picaporte y la otra en la llave. Prestó silencio, no se escuchaba nada. De repente, del otro lado de la puerta se oyó la maldita pregunta. Abrió la puerta muy asustado y no había nadie. Ni siquiera estaba la tormenta que se había levantado. Dijo: -Que extraño, como apareció, desapareció. De manera que, cerró la puerta con llave de todos modos, no se sabe si por el miedo o por las dudas que la tormenta otra vez se levantara, y se dirigió a sentarse.
  Perplejo, hundido en cavilaciones de todo tipo acerca de la voz que oyó al otro lado de la puerta, tomó un papel que estaba arriba de la mesa doblado en dos mitades. Lo sostuvo turbado en sus manos unos momentos, como esperando que desapareciera o despertara de un sueño, luego lo abrió, leyó la maldita pregunta: "¿Que es el amor?"
  Rápidamente la cara de una mujer se le dibujó en su mente. Pablo, la evocó con ojos tristes, con unas ganas inmensa de desahogarse, pero está al tanto que no fue heredado de a facilidad de las lágrimas. Es más, no recuerda cuando fue la última vez, si es que hubo última vez, que lloró.
Fue la pregunta mas postergando de su corta existencia, quería llegar hasta los últimos días de su vida sin responderla,pero hoy era el día. "¿Qué es el amor?" Preguntó ella en un pasado muy lejano. Pablo no pudo responder y atinó solo a realizar enojado, casi reprochando, la repregunta "¿y para vos qué es?" Quizás si en ese momento hubiera reflexionado unos segundos para luego responder con sinceridad y no ocultar sus sentimientos racionalizando todo, ocultándose en su seudointelectualidad, quizás estarían juntos.
  Primero se sentó con el papel en sus manos mirándolo fijamente. Luego por una extraña razón que no comprendía, las respuestas surgían como flechas veloces.  "¿Qué es el amor?" Tal vez el amor son dos personas conviviendo en una casa con forma de corazón, pero no son dos medias naranjas, son dos personas muy diferentes. Cada una es lo que no es la otra y es por lo cual están juntos. De modo que ninguna necesita de la otra para vivir pero hay un acuerdo implícito donde se explica las condiciones necesarias para convivir por muchos años. El amor es estar con otra persona a pesar de que no la necesites para vivir. No es una necesidad, es una decisión. Es estar solos pero juntos. Es comprender que son dos personas muy diferentes pero con una causa común: el amor.
  Pablo arrojó el papel que tenía entre sus y se reprochó que si tan solo hubiese tenido la valentía de decir algo. En vez de quedarse en silencio y no querer responder. Tal vez la voz de esa mujer estaría acá y no sería un melancólico recuerdo que es arrastrado por un pasado lejano

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