jueves, 5 de enero de 2017

Pablo Quiroga y el resentimiento

Pablo Quiroga, comenzaba a despertarse despuès de una larga noche de apacible sueño. Tomò su telèfono q estaba en la mesita de luz al lado de su cama y comenzò a observar las notificaciones de las diferentes redes sociales.
Comenzò por la red social del buscador màs famoso observando quièn habìa hecho màs uno en la publicaciòn q habìa subido la noche anterior. Se preguntò, para què sirve escribir si las posibilidades de alcance a una mayor cantidad de personas son mìnimas. No tiene la respuesta, pero tiene la certeza que lo sigarà haciendo a pesar de todo. Quizàs solo despertò pesimista.
Luego ingresò a whatsapp y tenìa varios mensajes del grupo de la familia, del grupo para organizar partidos de fùtbol y nada màs. De manera q saliò de allì e ingresò a facebook, ya q tenìa muchas notificaciones, pero creìa q seguramente eran noticias busuras, de juegos, grupos y videos en vivo.
En efecto, no habìa otra cosa q lo q habìa pensado: juego a los q nunca jugò, videos q nunca vio, y grupos a los cuales nunca ingresò, y q no sabe por q està allì. Hasta q observò algo q le llamò la atenciòn, se sentò en su cama, cruzò las piernas como si fuera a meditar, y abriò la publicaciòn.
Comenzò a ponerse tan nervioso que su telèfono temblaba entre sus manos. Su mirada se puso seria, sentìa un rubor en su pòmulos, crecìa una especia de vergüenza, y poco a poco iba creciendo unas ganas intensa de qerer destrozar el telèfono contra la pared. Pero se detuvo, y tratò de calmarse.
No era la primera vez q le ocurrìa. Sus compañeros de colegio cada tanto realizaban una foto con su cara burlàndose de su condiciòn estètica y producto de la pubertad en ascenso. Pero esta vez cruzaron el lìmite y rompieron todo tipo de còdigo q pueda llegar a existir.
Pablo, sabìa q denunciar la publicaciòn era lo màs inutil q podìa hacer. Estaba envuelta en una fuerte tormente de pensamientos q no podìa contener y comenzò a planear el contrataque. Sin quererlo, se imaginaba la conversaciòn q tendrìa con sus compañeros y còmo responderìa a esa burla q atacaba a su imagen pùblica. Pablo, iba sumando cada vez màs un resentimiento inmenso, q no podìa contener.
Pensò, ya recostado en su cama mirando el techo, q el primero q empezarìa a burlarse serìa Claudio. Que con esa risa burlista Pablo tendrìa q contener el impulso de qerer romperle una silla en la cabeza. Le responderà furioso, q hizo eso para llamar la atenciòn, ya q su padre ha muerto y su madre se preocupa màs en otro hombre q en su hijo. En cambio, màs enfurecido, a Ivan, le recordarà, delante de todos sus compañeros, como de niño, tenìa esa extraña tendencia a qerer jugar al juego de la botellita solo entre varones. A Josè, el peor de todos, seguramente el creador de esta broma, apuntarà a su total ignoracia. Una inteligencia de burro q asombra hasta a los màs idiotas. Un total desconocimiento de los saberes primarios q da tristeza y pena. Pero tambièn recordarà q se encuentra en ese colegio solo y exclusivamente por voluntad de la billera abultada del mediocre y rico de su Padre, q ademàs no lo visita, no le pregunta còmo està, no lo llama, por estar en supuestos viajes de negocios.
Un poco màs tranqilo, Pablo pensò q quizàs no llegarìa a eso, q solo era una broma pesada. Pero cuando recuerda q su amor secreto ahora està en boca de todos, le hierve la sangra y no qiere mediar palabra y usar la fuerza de las pasiones para partirles la cara y dejar de lado el razonamiento puro. Todo lo planeado se irìa por la borda, aunqe piensa q tambièn es muy fuerte lo q tiene q decir.
Pero lo màs triste, piensa Pablo en su habitaciòn luego de darle varias vueltas al asunto, q se qedarà inmòvil ante las risas, las burlas, los comentarios, no podrà decir nada de lo q pensò, nunca pudo decir nada y nunca podrà....solo guardarà un rencor por el resto de su vida.

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