lunes, 28 de noviembre de 2016

Mi planeta està al revès

Conectado lector, si existe algo realmente difìcil de hacer es vencerse asì mismo, pero de todos modos acà estamos en esta aventura q tiene como nombre vida. Si no leìste el blog anterior, te comento q soy un pibe de san nicolàs de los arroyos, buenos aires, Argentina. Recordè q tenìa un blog y como para mantener la mano caliente (en mi caso los dedos porq escribo en un telèfono) pensè en escribir lo q sienta, lo q me parezaca, sobre mi ciudad, sobre mis sueños y sobre los q no me deja dormir.
Le cuento (dije q lo iba a tratar de usted hasta q tomemos confianza) q tengo el planeta al revès. No solo porq en mi ciudad, como en tantas del mundo, el pobre muere de hambre, el rico muere de comer (como dice Galeano), el culpable disfruta de su libertad, el inocente se pudre en la carcel, los jueces no aplican la ley y la policia nos golpea. Esto es lo normal.
Pero lo mìo es algo cotidiano, mi planeta està al revès porq volvì a tomar la maldita costumbre de volver a dormir de dìa. Quizàs si viviera en Japòn estarìa perfecto,pero en occidente el hecho de dormir de dìa y vivir de noche no es algo q estè aprobado por la mayorìa. Al contrario, seràs etiqetado como un vago, y no importa si estudias y trabajas, porq una persona normal jamàs irá en contra de lo establecido, de lo q no se discute y de lo q no se debe cuestionar porq como nos decìan de chico: "es asì y no se discute màs"
Pero, conectado lector, ellos jamàs conoceràn el extraño misterio q esconde la noche oscura y de luna llena. Jamàs meditaràn sobre las estrellas milenarias q estàn en el infinito universo. No soportarìan ni un segundo la voz interna q aparece en las noche de soledad y q pregunta, y cuestiona, y te habla verdades y destruye las mentiras q durante el dìa creamos sobre nosotros mismos. Durante la soledad de la noche, se cae la careta de cartòn q llevamos sosteniendo con una mano. Se terminan los discursos de chatarra; prefabricados y postmodernistas, q envenan nuestra conciencia y nuestra alma. Qedas desnudos ante el cielo abierto, ante las estrellas q titilan como fuego. Desnudos: sin carne, sin piel, sin arterias, ni mùsculos, sin los pensamientos q te defienden de la realidad. Qedas en esqelete, a puro hueso.
Ademàs, durante las largas noches oscuras, en la ciudad, escuchas el silencio total. Durante el dìa, la podemos encontrar cuando una persona hace un comentario desubicado y aparece el silencio. Cuando ocurre algo innesperado: aparece el silencio. Pero en la ciudad, durante la noche, el silencio tiene doble filo: te golpea y a la vez te acaricia, te grita y a la vez te  escucha, te cuestiona y a la vez te aconseja. Te formula preguntas indescifrable y a la vez te responde aqellas dudas del dìa.
Para terminar, conectado lector, a veces creo q nunca podrè dejar la noche por completo porq siempre termino recayendo ante su misterio. Por tristeza o por alegria, por una cosa o por otra. No recuerdo cuando comenzò este amor. Quizàs en los grandes interrogantes q planteò mi adolescencia y, como una mochila, todavìa la llevo cargada en mi espalda. Quizàs esas preguntas sin resolver, q durante las noches encuentro respuestas pero son en realidad nuevas preguntas, son el combustible de mi motor, es decir, de mi cuerpo. Sin ellas dejarìa de funcionar, de vivir.
Se termina la oscuridad, a lo lejos, entre los grandes edificios de la ciudad, se asoma el sol. Hasta luego, conectado lector, nos vemos en otra noche.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario